¿Que es la neuropsicología?
La neuropsicología estudia las diferentes funciones cognitivas que rige nuestro cerebro y las dolencias que pueden afectarlas, teniendo en cuenta las estructuras cerebrales en las que se encuentran dichas funciones. Mediante la evaluación neuropsicológica podremos saber si existe alguna función afectada o no.
Cuando existen síntomas como olvidos, entorpecimiento a la hora de planificar tareas o dificultades para realizar determinadas actividades cotidianas, suele ser signo de alarma para que la persona recurra a un profesional para realizar una evaluación neuropsicológica exhaustiva.
La evaluación neuropsicológica se apoya en instrumentos que miden las funciones que puedan estar afectadas, junto a la entrevista por parte del neuropsicólogo tanto al paciente como a sus familiares o personas cercanas.
¿Qué hace neuropsicologo?
Mediante la neuropsicología se pueden tratar los déficits detectados a lo largo de la evaluación. El diagnóstico precoz de determinadas enfermedades degenerativas, y su correspondiente tratamiento, puede dar lugar a un retraso de la evolución de la enfermedad a nivel cognitivo y, como consecuencia, el aumento de la calidad de vida del paciente.
Tratamiento neuropsicológico
El objetivo del tratamiento neuropsicológico es rehabilitar, mantener o compensar las funciones afectadas. También pueden darse problemas emocionales como consecuencia de la afección cognitiva, lo cual puede ser tratado paralelamente en psicoterapia y podrá disminuir con la mejora cognitiva.
Las consecuencias en el día a día del paciente también son tratadas en este tipo de terapias, con el objetivo de que el paciente pueda retomar su vida a nivel familiar, laboral, social o cualquier otro ámbito que pudiera estar afectado..
Evaluación neuropsicológica
La evaluación neuropsicológica consiste en una evaluación global de las funciones cognitivas (memoria, atención, percepción, etc.), que pueden resultar afectadas tras un daño cerebral (Ictus, traumatismo craneoencefálico) o a través de un proceso neurodegenerativo (Alzheimer, Parkinson, Esclerosis Múltiple).Durante la evaluación neuropsicológica se valora el estado de ánimo de la persona para descartar o detectar otras alteraciones (Depresión, Ansiedad, etc.) que pudieran estar afectando a su funcionamiento cerebral y/o causando problemas de conducta.
Resultados de la evaluación neuropsicológica
El resultado de la evaluación neuropsicológica se plasma en un informe en el que se interpretan de manera científica los resultados de las diferentes pruebas, se describe el estado actual del paciente en las diferentes áreas evaluadas (estado cognitivo, emocional, conductual) y se ofrecen unas recomendaciones de tratamiento así como una serie de pautas para los familiares o cuidadores, que serán de utilidad para el manejo de la nueva situación y el cuidado del paciente.
¿Cuándo hacer una evaluación neuropsicológica?
- Cuando exista alguna alteración neurológica o daño cerebral (Ictus, traumatismo craneal por accidente laboral o de tráfico) que afecte al funcionamiento cognitivo y dificulte las actividades de la vida diaria en el trabajo, en las relaciones sociales, la conducción o los autocuidados, como la higiene o la alimentación.
- Cuando existan quejas o problemas de memoria, atención (TDAH) o de lenguaje que dificulten nuestra capacidad de aprendizaje y/o de relacionarnos con los demás.
- Cuando existan sospechas de deterioro cognitivo asociado a la edad, para valorar de manera objetiva el nivel de deterioro.
- Cuando exista evidencia de una enfermedad neurodegenerativa (Alzheimer, Parkinson, esclerosis múltiple) y sea necesario realizar una valoración del estado global del paciente o un seguimiento del mismo.
¿Cuándo ir al neuropsicologo?
Es importante acudir a un profesional en neuropsicología cuando se den síntomas relacionados con las funciones cognitivas, ya sea producidos por alguna afección médica o no.
Podemos encontrarnos con enfermedades que provoquen estos déficits, o puede que el propio envejecimiento normal de las personas sea el que lo provoque. Sea cual sea el caso, es conveniente tratarlo para mejorar el rendimiento del paciente y su calidad de vida.
Ayuda en neuropsicología
Centro Medico el Pilar cuenta con psicólogos especializados en Desarrollo Cognitivo y Neuropsicología con gran experiencia en evaluación, tratamiento e intervención.
Trabajamos en colaboración con otros profesionales del sector para poder ofrecer a nuestros usuarios y pacientes un servicio adaptado a sus necesidades concretas.
¿Quiénes necesitan una evaluación neuropsicologica?
Personas con daño cerebral sobrevenido
(ICTUS, traumatismo) que requieran un plan de tratamiento individualizado para recuperar o compensar los déficits ocurridos tras la lesión.
Personas con Deterioro Cognitivo Leve
Para prevenir o retrasar la aparición de una demencia.
Personas con dificultades de memoria, aprendizaje,
Lectoescritura, discapacidad, de diferente etiología (TDAH, dislexia, etc.) para mejorar su rendimiento en dichas actividades.
Personas con trastornos del desarrollo
Personas que presentan dificultades en la comunicación y el lenguaje, en las funciones ejecutivas y en las habilidades sociales (como el Síndrome de Asperger).
Familiares y cuidadores de pacientes con alteraciones neuropsicológicas.
Ya que la rehabilitación permitirá, que poco a poco, el paciente sea más autónomo en las actividades del día a día, reduciendo la sobrecarga y el estrés de los cuidadores.
Rehabilitación neuropsicologica
La Rehabilitación Neuropsicológica es un tratamiento que tiene como objetivo recuperar o compensar una actividad o función perdida o disminuida por un traumatismo o enfermedad neurológica. La finalidad última de la Rehabilitación Neuropsicológica es que la persona recupere, en la medida de lo posible, su funcionamiento anterior y vuelva a formar parte activa de su entorno social, laboral y familiar. Cuando la recuperación no es posible por la magnitud de la lesión, el objetivo será compensar el déficit y el tratamiento irá encaminado a la adaptación y al aprendizaje de nuevas estrategias para que la persona pueda alcanzar su mayor nivel de autonomía
Duración
La Rehabilitación Neuropsicológica es un tratamiento que tiene como objetivo recuperar o compensar una actividad o función perdida o disminuida por un traumatismo o enfermedad neurológica. La finalidad última de la Rehabilitación Neuropsicológica es que la persona recupere, en la medida de lo posible, su funcionamiento anterior y vuelva a formar parte activa de su entorno social, laboral y familiar.
Cuando la recuperación no es posible por la magnitud de la lesión, el objetivo será compensar el déficit y el tratamiento irá encaminado a la adaptación y al aprendizaje de nuevas estrategias para que la persona pueda alcanzar su mayor nivel de autonomía.
Ictus
¿Qué es un ictus?
Un ictus es un tipo de lesión cerebral en la que tras una hemorragia o un taponamiento de los vasos que llevan la sangre a las diferentes zonas del cerebro, una parte de éste ya no recibe los nutrientes, por lo que las neuronas mueren y no se llevan a cabo las funciones de esa área adecuadamente. El ictus afecta a personas de diferentes edades, y las consecuencias de éste pueden afectar gravemente a la vida diaria de la persona que lo sufre.
El cerebro contiene diferentes áreas que abarcan distintos tipos de funciones cerebrales, por lo que si una de estas áreas es afectada por el ictus, las funciones de dicha área se verán afectadas. Es importante saber que el cerebro es un órgano que se puede modificar mediante el trabajo exhaustivo del paciente con el terapeuta gracias a la llamada plasticidad cerebral.
Este término hace referencia a la capacidad del cerebro para adoptar las funciones perdidas en el ictus en otras áreas no específicas para ellas.
¿Cuáles pueden ser las secuelas de un ictus?
Las secuelas de un ictus pueden ser tanto físicas como cognitivas. Se pueden sufrir parálisis en diferentes partes del cuerpo, pero también se pueden perder funciones cognitivas superiores de nuestro cerebro como pueden ser:
- Memoria.
- Atención.
- Percepción visual, auditiva, táctil, olfativa o gustativa, así como la percepción de nuestro propio cuerpo.
- Capacidad para hablar, denominar o comprender el lenguaje.
- Lectura y escritura
- Movimiento.
- Capacidad de planificación, razonamiento y toma de decisiones.
Estas secuelas pueden afectar en la vida diaria de la persona, impidiendo que se realicen las tareas que habitualmente se hacían antes de que ocurriera el ictus.
¿Cómo se tratan las secuelas cognitivas de un ictus?
Tras la pérdida de alguna de las funciones cerebrales que nos permiten desenvolvernos en la vida diaria, podemos actuar mediante la rehabilitación neuropsicológica. Esta consiste en la rehabilitación, estimulación o compensación de las funciones perdidas, dependiendo de cada caso.
Aunque en el cerebro haya áreas que ya no funcionen, otras pueden adoptar esas mismas funciones mediante la realización de tareas de manera continua a lo largo de las sesiones de rehabilitación. El inicio precoz de la neurorrehabilitación da lugar a una mayor recuperación de las funciones perdidas.
¿Como son nuestras consultas psicológicas para el Ictus?
En la consulta de neuropsicología se realizan diferentes actividades específicas para cada tipo de déficit, relacionadas directamente con la función que queremos tratar. Las sesiones son de entre una o dos horas semanales, dependiendo de cada caso, y se trabaja conjuntamente entre el neuropsicólogo y el paciente.
Ejercicios psicológicos para el Ictus
Las actividades neuropsicológicas son interactivas, pudiendo utilizar juegos, imágenes, actividades de entretenimiento adaptadas por el neuropsicólogo al problema a tratar, etc., pero siempre procurando que sean actividades adaptadas a cada paciente en cuanto a gustos, edades y preferencias para evitar que la terapia sea monótona. El objetivo de la terapia es la rehabilitación de las funciones perdidas o, en caso de que la rehabilitación no sea posible, el mantenimiento o la compensación de éstas, pero siempre aportando al paciente un apoyo y un cambio más o menos significativo en su vida diaria.
Deterioro cognitivo leve (DCL)
¿Qué es un deterioro cognitivo leve?
El deterioro cognitivo leve consta de fallos de memoria en su mayor parte. Las personas mayores, a partir de los 65 años, pueden comenzar a sufrir pérdidas de memoria, que pueden formar parte de un envejecimiento normal o no. Las pérdidas de memoria más llamativas en el deterioro cognitivo leve se relacionan con la pérdida de objetos, olvido de nombres tanto de personas como de objetos cotidianos, olvido de eventos sucedidos recientemente o de conversaciones mantenidas poco tiempo atrás, lo que puede evidenciarse a través de preguntas repetitivas.
Este tipo de deterioro neuropsicológico puede asemejarse a algún tipo de demencia, con la diferencia de que éste no provoca que la persona no pueda realizar actividades cotidianas en su vida diaria. Además, otras funciones cognitivas como el habla, la atención o la percepción no se ven afectadas.
Por estos motivos, el deterioro cognitivo leve es difícil de detectar si no es a través de pruebas neuropsicológicas específicas para tal fin. Es importante saber que este tipo de deterioro puede mantenerse en el tiempo, o puede que de lugar a algún tipo de demencia posterior, siendo la enfermedad de Alzheimer la más habitual. En estos casos, las evaluaciones neuropsicológicas periódicas nos pueden indicar cuál es la evolución del deterioro cognitivo leve y cuál es el tratamiento más adecuado para ello.
¿Cómo se trata el deterioro cognitivo leve?
Tanto si el deterioro cognitivo leve da lugar al desarrollo de una demencia como si no, es importante tratarlo mediante estimulación cognitiva.
A través de un tratamiento neuropsicológico se estimulan las diferentes funciones cerebrales mediante su entrenamiento con el fin de mantenerlas en el tiempo. Todo lo que no se entrena se atrofia, por lo que es importante que ante una determinada dolencia se de un tratamiento adecuado a tiempo.
De esta manera, mantendremos estable en el tiempo el deterioro cognitivo para retrasar la aparición de una demencia, e incluso en algunos casos se podrá mejorar la memoria mediante técnicas específicas de entrenamiento cognitivo.
Superar un deterioro cognitivo leve
Durante las sesiones se realizan diferentes tareas que trabajan la atención, el lenguaje, el cálculo, el movimiento o la percepción y, en especial, la memoria. Ésta última puede trabajarse de diferentes maneras mediante tareas sencillas específicas para cada paciente, mejorando el rendimiento y la calidad de vida de la persona.
También es importante reforzar a lo largo de las tareas de memoria los ámbitos no afectados para mantener el nivel cognitivo y prevenir que el deterioro cognitivo leve pueda convertirse en algo más severo.
Las sesiones se dan entre una o dos veces semanales, dependiendo de cada caso, con una duración de una hora, en la que se trabajarán las funciones especificadas de manera individual en cada sesión dando lugar a un trabajo mas exhaustivo de la función tratada.
En casa
Tras la sesión de neuropsicología, el paciente debe realizar tareas para casa, relacionadas con lo trabajado durante la sesión, y que ayudarán a progresar más rápidamente y a mantener los progresos obtenidos a lo largo de las sesiones.
Alzheimer
¿Qué es el Alzheimer?
La enfermedad de Alzheimer es la demencia más común entre las personas mayores.
Se caracteriza por la pérdida progresiva de funciones cognitivas en diferentes fases que comprende la enfermedad.
Los primeros síntomas están relacionados con pérdidas de memoria que van aumentando con el tiempo, junto a la pérdida de otras funciones como el pensamiento o la percepción, dando lugar a problemas posteriores referentes al habla, movimiento o problemas de personalidad.
Cuáles son los síntomas del Alzheimer
Según la fase en la que se encuentre el paciente podemos encontrar síntomas como:
- Cambio de personalidad.
- Dificultad para comunicarse.
- Olvidos frecuentes y repetición.
- Dificultad para realizar movimientos o caminar.
- Deterioro de la atención.
- Problemas de orientación en rutas familiares.
- Disminución de la energía.
- Dificultad para realizar tareas cotidianas.
- Problemas en razonamiento y planificación.
- Alucinaciones
Las neuronas del cerebro se van destruyendo con el tiempo de manera progresiva, por lo que no es posible curar la enfermedad, pero sí ralentizar su evolución. Esta enfermedad suele aparecer a partir de los 60 años, siendo más probable su aparición cuanto más mayor es la persona. Un factor de riesgo para padecerla es tener antecedentes familiares con esta enfermedad
¿Cómo se puede tratar el Alzheimer?
El tratamiento cognitivo del Alzheimer se basa en los fármacos, que ayudan a que la enfermedad evolucione más lentamente. La estimulación cognitiva también puede ayudar a retrasar el deterioro consecuente de la enfermedad. En este tratamiento se trabajan las áreas afectadas según la fase en la que se encuentre el paciente para intentar retrasar el avance de la enfermedad. El tratamiento consta de tareas en las que se estimulan las funciones deterioradas, pudiendo dar lugar a leves mejoras en el paciente dependiendo del caso, aunque el objetivo principal es la ralentización de la velocidad de deterioro y la estabilización de síntomas durante el mayor tiempo posible.
¿Quiénes suelen padecer alzheimer?
La enfermedad de Alzheimer es un tipo de demencia que suele afectar a personas mayores de 60 años, siendo más probable su aparición a partir de los 80 años. Aparece como consecuencia de la acumulación de una proteína llamada beta-amiloide entre las neuronas, lo que se produce a lo largo de la vida de una persona y, cuando alcanza una cantidad suficiente, puede dar lugar a la destrucción de las neuronas y, por lo tanto, a la demencia.
¿Que dificultades provoca el alzheimer en la vida diaria?
El Alzheimer, como todas las demencias, provoca dificultades para que las personas afectadas lleven a cabo las actividades de la vida diaria, comenzando a afectar a tareas como cocinar, conducir o utilizar algún aparato cotidiano, hasta impedir a la persona poder vestirse o asearse sola. También se suele acompañar de desorientación. La persona pierde la noción del tiempo, no sabiendo en qué día, mes o incluso año se encuentra. También puede aparecer desorientación espacial y llegar a perderse en lugares que antes eran conocidos.
¿Que se puede hacer si se padece de alzheimer?
Al ser una demencia degenerativa, actualmente la enfermedad de Alzheimer no tiene cura y no se pueden revertir sus consecuencias, pero sí se puede retrasar su evolución. Como todas las demencias degenerativas, la enfermedad de Alzheimer va deteriorando poco a poco las funciones cognitivas, y uno de los déficits más notables es la memoria. Los pacientes tienen dificultades para retener información, recordar acontecimientos recientes e incluso llegan a no reconocer a sus seres queridos con el tiempo.
Posteriormente aparecen problemas de lenguaje y dificultades para leer, escribir y hablar, perdiendo estas funciones progresivamente. También suelen aparecer problemas conductuales tales como agresividad o llanto continuado, además de padecer cambios de personalidad permanentes. En las fases finales de la enfermedad, la persona pierde la capacidad de movimiento y es completamente dependiente. Todas estas pérdidas funcionales son inevitables, y aparecen con el tiempo según la enfermedad avanza, pero mediante la terapia neuropsicológica es posible retrasar su evolución y dar a la persona una mayor calidad de vida durante más tiempo.
La intervención terapéutica y un tratamiento de neuropsicología en las primeras fases de la enfermedad es clave para el retraso de la evolución. Entrenar las funciones cognitivas que están comenzando a fallar pero todavía no se han perdido permitirá que la persona mantenga durante más tiempo las habilidades correspondientes y retrasar la pérdida de independencia, lo que le proporcionará una mayor calidad de vida.
¿Como son las sesiones neuropsicológicas para el alzheimer?
A lo largo de las sesiones se trabajan las funciones afectadas por la degeneración, dependiendo en cada caso de la fase en la que se encuentre la enfermedad de Alzheimer. Se tratarán funciones como memoria, atención, lenguaje, movimiento, percepción o cálculo, con el objetivo de activar y entrenar el cerebro para ralentizar la evolución de la enfermedad.
El objetivo de la terapia neuropsicológica es que la persona aumente en su calidad de vida y se sienta útil para sí mismo y para su entorno, trabajando las habilidades que el mantiene para que su degeneración sea cuanto más tardía mejor. Los pacientes ganan en autoestima y confianza, además de mantener su independencia en la medida de lo posible durante más tiempo.
Las sesiones suelen darse una o dos veces por semana, dependiendo de cada caso, y su duración es de una hora. Entre sesiones, el paciente realiza tareas para casa, en las que trabaja de manera individual determinadas actividades relacionadas con lo trabajado en sesión para mantener los progresos conseguidos y mantener la actividad cognitiva necesaria para retardar la degeneración.
¿Que tareas y ejercicios hacemos en terapia psicología para el azheimer?
En terapia se utilizan tareas específicas para cada función cognitiva, personalizadas para cada paciente y ajustadas según el nivel que presente. Estas tareas están en continuo reajuste adaptándose a la progresión de la enfermedad del paciente.
Habitualmente se hacen entrenamientos en los diferentes tipos de memoria, atención, percepción, orientación, cálculo y lenguaje, pudiendo trabajar más de una función en la misma tarea. Si el avance de la enfermedad impide que se puedan trabajar dichas funciones, el tratamiento consiste en la estimulación sensorial del paciente mediante el habla, olores, colores, movimientos o música, lo que ayuda a que la persona mantenga el contacto con la realidad. Esta parte del tratamiento, junto con el tratamiento farmacológico, es clave para que el paciente, además de mantener habilidades y funciones cognitivas, conserve una mayor salud mental y minimice la percepción de la pérdida de dichas funciones como algo traumático.
Si el proceso de deterioro se ralentiza, el impacto sobre el paciente será menor, ya que los déficits se establecen de manera que la persona pueda asimilarlos y adaptarse a ellos con la ayuda de la terapia neuropsicológica. Es importante tener en cuenta que el apoyo psicológico también es clave en este tipo de pacientes, ya que ayuda a aceptar la enfermedad y a minimizar el impacto que esta tiene sobre ellos todas las consecuencias que conlleva.
Demencia vascular
¿Qué es la demencia vascular?
La demencia vascular es un tipo de demencia que se origina por pequeños infartos cerebrales durante un tiempo prolongado de tiempo.
Determinada parte del cerebro se queda sin riego sanguíneo durante un periodo largo de tiempo y se produce una lesión neuronal. Si estos micro infartos afectan a una zona pequeña, puede no haber síntomas, pero si el área afectada es más extensa, los síntomas serán notorios.
¿Qué síntomas provoca la demencia vascular?
La diferencia de este tipo de demencia con la enfermedad de Alzheimer es que en la demencia vascular los síntomas aparecen de manera repentina, y no progresan en el tiempo si no se dan más micro infartos, al contrario de lo que sucede con la enfermedad de Alzheimer, en la que los síntomas son progresivos.
Síntomas demencia vascular
Los síntomas que pueden aparecer en este tipo de demencia son muy similares a los de la enfermedad de Alzheimer.
- Problemas de orientación en rutas familiares.
- Dificultades en el lenguaje.
- Cambios de personalidad.
- Olvidos frecuentes y repetición.
- Disminución de la energía.
- Dificultad para realizar tareas cotidianas.
- Problemas de razonamiento y planificación.
- Alucinaciones.
¿Cómo tratar la demencia vascular?
Al igual que sucede con el resto de demencias, el tratamiento más adecuado es la estimulación cognitiva. Mediante este tipo de tratamiento se puede conseguir que las funciones perdidas por el daño neuronal en determinada área sean adoptadas por otra, gracias a la plasticidad cerebral.
De esta manera, a base de entrenar las habilidades perdidas tras el daño, las neuronas de otra área cerebral pueden adquirir la función perdida y mejorar el rendimiento de la persona en memoria, atención, lenguaje, o cualquiera que sea la habilidad dañada.
¿Como son las sesiones neuropsicológicas para la demencia vascular?
A lo largo de las sesiones de neuropsicología se trabajan las diferentes funciones cognitivas que pudieran estar afectadas, como la memoria, la atención, el lenguaje, etc., dependiendo de cada caso. Los pacientes realizan actividades en las sesiones adaptadas a sus gustos y preferencias, personalizando la terapia con el objetivo de que sea más amena y dinámica.
Las sesiones neuropsicológicas se dan una o dos veces por semana, dependiendo de cada caso, y su duración es de una hora. A lo largo de la semana, los pacientes realizan tareas para casa relacionadas con las tareas realizadas en cada sesión, con el objetivo de mantener los progresos conseguidos y que el entrenamiento mental sea continuado para llegar a lograr la rehabilitación de determinadas funciones.
El objetivo de la terapia neurocognitiva en este tipo de demencias es la recuperación de la función o funciones dañadas y, de no ser posible, la compensación del daño mediante técnicas que ayuden al paciente a mantener su estilo y calidad de vida.
Parkinson
Muchas personas saben de la enfermedad de Parkinson porque han conocido a alguien que la padece, pero es mucho más que lo que vemos a simple vista. En este artículo te explicamos en qué consiste la enfermedad de Parkinson y cómo se trata.
La enfermedad de Parkinson es una enfermedad progresiva que afecta al sistema nervioso, en concreto a los centros del cerebro que controlan el movimiento. Se trata de una enfermedad que provoca síntomas graduales que van aumentando en intensidad con el tiempo. Es conocida por la aparición de temblores y la disminución del movimiento, pero entraña muchos más síntomas no tan conocidos que afectan gravemente a la vida de la persona que la padece.
Las personas afectadas por la enfermedad de Parkinson comienzan padeciendo síntomas físicos que pueden provocar diferentes tipos de trastornos psicológicos como ansiedad o depresión. Con el tiempo, el cerebro de la persona se suele ver afectado, además de en cuanto a movimiento, y provocar lentitud a la hora de pensar, dificultades para mantener la atención o problemas de memoria..
Síntomas físicos
Los síntomas físicos de la enfermedad de Parkinson pueden ser diferentes según la persona, y pueden aparecer en un lado del cuerpo o en los dos. Debemos tener en cuenta que estos síntomas siempre irán a más. Algunos de ellos son:
- Temblores: Es el síntoma más común y más conocido. Suele aparecer en las manos, aumentando hacia los brazos y las piernas. Es de destacar que estos temblores se producen en reposo, cuando la persona no está realizando movimientos.
- Lentitud en los movimientos: Los movimientos que realiza la persona de forma voluntaria son lentos, lo que afecta a su vida diaria. Suelen aparecer grandes dificultades para andar, ya que los pasos se dan de manera más corta y lenta, lo que puede provocar que se pierda la estabilidad.
- Rigidez muscular: Los músculos se endurecen y los movimientos se hacen más lentos y dolorosos. La postura del paciente cambia y puede llegar a encorvarse por esta rigidez.
- Pérdida de movimientos automáticos: Se va perdiendo el balanceo de los brazos al andar, la sonrisa, el parpadeo, etc., todos aquellos movimientos que no se realizan de manera voluntaria.
- Micrografía: Es habitual que los pacientes de Parkinson escriban con la letra más pequeña de lo normal por la manera en que el cerebro está afectado.
- Déficits en el habla: Por la rigidez muscular, la persona puede hablar en un tono más suave, a una velocidad más alta o más baja o hablar en un tono lineal, entre otros problemas.
- Incontinencia urinaria: Debido a la rigidez muscular, suele aparecer incontinencia urinaria en las primeras etapas de la enfermedad.
Síntomas cognitivos
Al igual que sucede con los síntomas físicos, los síntomas cognitivos suelen ser progresivos, aunque aparecen más tarde que los síntomas físicos. Al principio suelen estar afectados dos funciones cognitivas, como pueden ser memoria y búsqueda de palabras, o atención y lentitud en los pensamientos, pero con el tiempo se ven afectadas más funciones a la vez. Las funciones cerebrales que se van perdiendo son:
- Funciones ejecutivas: Hacer planes, resolver problemas cotidianos, anticipar acontecimientos, evaluar situaciones. Todos ellos se pueden ver afectados.
- Atención: Pueden aparecer dificultades para prestar atención o mantenerla en una tarea o en varias a la vez.
- Lentitud en los pensamientos: Puede notarse en que les cuesta más tiempo hacer las tareas que han hecho siempre o tener que hacer más esfuerzo para completarlas.
- Búsqueda de palabras: Pueden aparecer dificultades para encontrar las palabras que se quieren decir por la lentitud en el pensamiento. Se consigue encontrar las palabras, pero con más tiempo de lo normal.
- Aprendizaje y memoria: Las personas que padecen enfermedad de Parkinson tienen dificultades para prestar atención a algo, por lo que será más difícil para el cerebro organizar y guardar esa información en la memoria. La memoria que se requiere para acordarse de algo que se tiene que hacer también se ve afectada, por lo que serán personas que tienden a olvidarse de determinadas tareas que habían planeado antes.
Síntomas psicológicos
En cuanto a la salud mental, los pacientes con enfermedad de Parkinson suelen padecer cambios en el estado de ánimo, como depresión o ansiedad. Estos cambios dan lugar a que la calidad de vida del paciente disminuya aun más de lo que lo hace por los cambios motores y cognitivos. No debemos olvidar que los pacientes de Parkinson no son pacientes con demencia y observan la evolución de su enfermedad día a día. Esto puede producir un estado anímico incierto, con cambios de humor, ataques de ansiedad y mucha tristeza, los cuales son importantes tratar con un profesional. También es común que los pacientes de Parkinson tengan dificultades para dormir o se despierten varias veces durante la noche.
El paciente de Parkinson puede adquirir en psicoterapia diferentes herramientas que le ayuden a sobrellevar su enfermedad de la mejor manera posible que, aunque no lo parezca, es posible. Tomar perspectiva de los problemas y aceptar la situación es esencial para mantener una calidad de vida digna. Aunque la terapia psicológica se considere como algo prescindible dentro del tratamiento de esta enfermedad, es muy importante considerarla como base de todo lo que acontece al enfermo, ya que el cuidado de la salud mental es clave para llevar los problemas de una manera adecuada.
Diferencias entre enfermedad de Parkinson y enfermedad de Alzheimer
Como ya hemos mencionado anteriormente, la enfermedad de Parkinson no es un tipo de demencia como la enfermedad de Alzheimer, ya que son muy diferentes de principio a fin.
En el Parkinson, la demencia puede aparecer, o no, pero si lo hace será en última instancia. En el Parkinson aparecen ciertas dificultades cognitivas, pero no provocan que el paciente olvide quién es y quiénes son las personas que están a su alrededor, ni cómo realizar diferentes tareas. Los problemas de memoria son muy diferentes. Mientras que en la enfermedad de Alzheimer los pacientes “borran” todo lo que había en su memoria poco a poco, los pacientes de Parkinson tienen dificultades para recordar, pero pueden hacerlo con ayudas.
El paciente de Parkinson suele necesitar ayudas para caminar, asearse, vestirse, etc., todas ellas relacionadas con la movilidad, mientras que el enfermo de Alzheimer necesita ayuda para la movilidad y para llevar a cabo tareas sencillas que requieren del pensamiento.
Tratamiento de la enfermedad de Parkinson
El tratamiento generalizado de la enfermedad de Parkinson son los medicamentos que ayudan a que el cerebro funcione correctamente dentro de lo posible y minimizar la sintomatología motora. Además, es importante conocer que existen otro tipo de tratamientos que ayudan a tratar los síntomas cognitivos y psicológicos.
La neuropsicología puede ayudar a los pacientes a mantener ciertas funciones cognitivas afectadas y reducir esos síntomas cognitivos que afectan a la vida diaria del paciente. Mediante actividades que ejerciten dichas funciones, el paciente tendrá más facilidad para hacer las tareas habituales.
La terapia psicológica es imprescindible para mantener la salud mental del paciente y evitar que la ansiedad y la depresión afecten a su vida diaria. El paciente que acuda a terapia psicológica cuando comience a notar los primeros síntomas de ansiedad o depresión será capaz de controlarlos y aceptar su enfermedad junto al terapeuta, quien le dará una visión y unas pautas para poder llevar una vida saludable.