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¿Qué problemas de salud puede provocar el teletrabajo?

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¿Qué problemas de salud puede provocar el teletrabajo?

Con la pandemia de coronavirus, el teletrabajo se ha convertido para muchos en la única forma de poder desarrollar su actividad profesional. Alejados repentinamente de las oficinas, y sin tiempo o posibilidades para preparar un espacio de trabajo adecuado en casa, muchos trabajadores han tenido que improvisar un lugar para cumplir con sus obligaciones laborales. Lo que les ha podido ocasionar lesiones musculo esqueléticas y fatiga ocular o mental.

Y es que el teletrabajo puede ocasionar importantes problemas de salud si no se toman una serie de medidas preventivas. En la oficina, por lo general, los espacios de trabajo están pensados para preservar la integridad física de los empleados. Entre otras cosas porque así lo dicta la Ley de Prevención de Riesgos Laborales. De esta forma, las compañías se aseguran de comprar sillas y mesas que se adapten a las necesidades fisiológicas de sus usuarios. En casa, en cambio, muchos españoles han tenido que improvisar con lo que tenían a mano. Y esa falta de adecuación y preparación les ha provocado dolores de espalda, rigidez en el cuello, fatiga ocular e, incluso, que se sientan mentalmente agotados.

 

Teletrabajo salud

Problemas de salud por teletrabajo

Los principales problemas de salud provocados por el teletrabajo tienen que ver con lesiones musculo esqueléticas. La falta de espacios adecuados para desarrollar la actividad profesional en casa, sumada al mayor sedentarismo de trabajar en el propio domicilio, contribuyen al deterioro muscular y al surgimiento de lesiones.

La necesidad de teletrabajar ha pillado a contrapié a muchos españoles. Que se han visto obligados a improvisar un espacio de trabajo en casa. En mesas de comedor demasiado bajas o altas, con sillas no aptas para estar sentados en ellas largas horas o directamente en el sofá. Todo esto puede provocar tensiones musculares desacostumbradas en zonas que deberían estar relajadas. Y que, si se mantienen en el tiempo, provocan lesiones.

Así, por ejemplo, una altura inadecuada de la pantalla en la que se trabaje puede provocar que la persona mire durante toda la jornada hacia abajo, en lugar de frente, provocando tensiones en la columna cervical y la parte alta de la espalda.  Esto ocasionaría rigidez en el cuello y dolores en toda la zona.

El uso durante toda la jornada del ratón táctil de los portátiles, situado debajo del teclado del dispositivo, también provoca habitualmente problemas en las muñecas, tendinitis en los antebrazos y sobrecarga en los hombros. Asimismo, la ansiedad por la situación actual carga los músculos de la espalda.

Una lesión llamativa durante la cuarentena por el coronavirus ha sido la troncanteritis. Consiste en la inflamación del Trocánter, un saliente lateral del fémur localizado en la parte superior del muslo. En circunstancias normales se produce por una sobrecarga de esa zona por permanecer mucho tiempo de pie o correr o montar en bicicleta por encima de las posibilidades físicas del individuo. Pero, durante la pandemia, su origen tiene que ver con el uso prolongado de zapatillas de estar por casa, sin apenas suela. Esto hace que el zapato amortigüe menos la fuerza de la pisada y transmita más tensión a la zona que acaba por dañarse.

El teletrabajo también puede provocar fatiga visual. Al estar constantemente mirando la pantalla del ordenador y sin descansar la vista de ella en todo el día.

Problemas teletrabajo

Dieta y movilidad, claves para teletrabajar de forma saludable

Aparte de las malas posturas y los espacios inadecuados, los problemas de salud por el teletrabajo también están asociados al deterioro físico. Al trabajar en casa, la persona se mueve menos porque no tiene que desplazarse. Y esa falta de movilidad hace que los músculos se debiliten y soporten menos las tensiones a los que se les someten. Por lo que se lesionan con mucha mayor facilidad.

Otro problema de salud asociado al teletrabajo es el de los desórdenes alimenticios. Al estar cerca de la nevera y lejos de las miradas de otras personas que puedan juzgarlo, el trabajador tiende más a picar entre horas. Algo que se puede ver agravado en situaciones de estrés laboral. O si se encuentra bajo de ánimos, algo habitual en tiempos de pandemia. Esto podría provocar aumento de peso y sentimientos de culpa, lo que también contribuiría a deteriorar la salud mental del teletrabajador.

¿Cómo teletrabajar de forma saludable?

Tener un buen espacio de trabajo es fundamental para preservar la salud física y mental del trabajador. Y es un factor determinante para su productividad. Para teletrabajar de forma saludable, lo primero es conseguir un lugar en casa que esté destinado exclusivamente a la actividad profesional. Es decir, que en él no se desarrollen de forma habitual actividades familiares. Esto evitará distracciones, le hará diferenciar lo doméstico de lo profesional y contribuirá a que no tenga la desagradable sensación de que no es capaz de desconectar del trabajo. Aspectos fundamentales para mantener una buena salud mental.

Una vez definido un espacio profesional en casa, el siguiente paso para teletrabajar de forma saludable debe ser dotarlo de materiales ergonómicos. Mesa, silla, ordenador y otras herramientas que le permitan trabajar cómodo y sin forzar posturas. Así, es recomendable contar con una silla con asiento regulable y giratorio. O, de no ser posible, que al menos tenga un asiento estable y tapizado que facilite la transpiración. Y con un respaldo que permita tener la espalda apoyada todo el tiempo de forma cómoda mientras se trabaja.

El escritorio, por su parte, debe ser amplio para permitir cierta movilidad. Y su superficie debe quedar a la altura de los codos del usuario, de modo que pueda reposarlos con comodidad, sin flexionar la espalda y manteniendo los brazos en un ángulo de 90 grados. La distancia entre el teclado y el borde de la mesa debe ser lo suficientemente amplia como para que deje reposar los antebrazos al completo. En cuanto a la pantalla, tiene que quedar a la altura de los ojos o ligeramente por debajo de estos, para que permita mantener la postura natural del cuello sin forzarlo.

Para evitar la fatiga visual mientras se teletrabaja, es aconsejable situar la pantalla a una distancia mínima de los ojos de 40 centímetros. Y hay que procurar no colocar ninguna fuente de luz externa, como una lámpara, entre los ojos del teletrabajador y la pantalla. Asimismo, la luz natural debe quedar por detrás de la pantalla o en perpendicular a ella, de tal forma que los posibles reflejos o deslumbramientos no obliguen a forzar la vista.

Teletrabajo salud laboral

Nutrición equilibrada y ejercicio para el teletrabajo

Por otra parte, el deporte es clave para fortalecer la musculatura y reducir el riesgo de lesión por teletrabajo. Por eso, es aconsejable practicar cualquier tipo de actividad física dentro de las posibilidades de cada persona. Y siempre teniendo en cuenta que no hay que pasarse: forzar al cuerpo cuando no está preparado para asumir un ejercicio intenso también puede provocar lesiones.

Además, el beneficio del deporte va más allá de lo puramente físico. Ya que, al practicarlo, se liberan endorfinas, unas moléculas que provocan una sensación de bienestar de forma natural. Y también ayuda a reducir el estrés y los sentimientos de culpa por estar todo el día sentado.

Para evitar la fatiga física, mental y visual mientras se teletrabaja, es recomendable hacer pausas de 5 o 10 minutos por cada hora de actividad laboral. En esos momentos se puede aprovechar para pasear por la casa, movilizar las extremidades y rotar el cuello para relajarlo. Asimismo, cuando se tenga que atender a una llamada, se recomienda caminar por el espacio disponible mientras se habla.

En cuanto a la alimentación, una buena idea para no descontrolarla es establecer una dieta semanal equilibrada y respetar esa programación. También hay que optar por consumir alimentos saciantes para dificultar la aparición del hambre entre horas, como verduras o frutas. E ingerir productos saludables si la necesidad de comer es inaguantable, en lugar de productos azucarados o procesados.

Teletrabajo salud ocupacional

¿El teletrabajo te ha causado problemas de salud?

Si el teletrabajo ya ha causado una lesión o cualquier tipo de problema de salud, la persona que lo padezca debe ponerse en manos de un profesional de la medicina.

En caso de padecer una lesión muscular, el sanitario indicado para diagnosticar y tratar el problema es un fisioterapeuta. En función del alcance del daño, el paciente podría necesitar una o dos sesiones semanales durante varias semanas o meses. Y comenzará a notar las mejorías a partir de la segunda o tercera sesión.

Si se trata de desórdenes alimenticios leves, se recomienda acudir a un nutricionista para establecer una dieta adecuada. En el caso de que esos problemas sean más severos, además del nutricionista, se debe consultar a un psicólogo. Ya que los trastornos alimenticios son afecciones graves de salud mental y deben ser tratadas por un profesional de este ámbito.

En cuanto a la fatiga visual, mareos tras estar delante del ordenador mucho tiempo o dificultad para leer, el profesional adecuado para diagnosticar y tratar el problema será un oftalmólogo.

Los mejores masajes relajantes, todos los tipos y beneficios de cada masaje

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¿Como es un masaje relajante?

El proposito del masaje relajante es eliminar el estres y la tensión acumulada por nuestro cuerpo generada por el trabajo diario o bien por otra causa o actividad que nos haya generado estres o ansiedad. Este tipo de masaje es corporal, es decir se masajea la mayor parte del cuerpo, haciendo mayor incapie en la espalda y en la parte baja del cuello ya que son los lugares clave para estimular la relajación. La forma de aplicación del masaje relajante es con las manos de forma suave y lenta con ayuda de geles y cremas consiguiendo relajar nuestro cuerpo y lograr desconectar de aquello que nos preocupa o nos produce nerviosismo.

Beneficios del masaje relajante

Sensación de placer y bienestar

Durante la aplicación del masaje relajante y las horas posteriores iremos sintiendo paulatinamente una sensación de alivio y relajación en todo nuestro cuerpo, consiguiendo así relajarnos y eliminar el estrés acumulado.

Mejora la circulación sanguínea en nuestro cuerpo

Gracias al masaje relajante, conseguimos estimular la circulación sanguínea en los músculos de nuestro cuerpo, aumentando así la cantidad de oxigeno en el cuerpo. En personas con la tensión elevada y problemas circulatorios sanguíneos puede ser muy beneficioso.

Eliminamos células muertas de nuestra piel

En la piel de nuestro cuerpo muchas veces tenemos células muertas, estas no ya no proporcionan ninguna utilidad a nuestro tejido y es beneficioso deshacernos de ellas. Al ser el masaje relajante corporal y de aplicación cutánea (en la piel) aplicamos gel y crema en la piel estimulando el flujo linfático y consiguiendo una piel con mejor tono y más joven.

Mejoramos el tono, la elasticidad y la hidratación de nuestra piel

El uso de geles y cremas en el masaje relajante también ayuda a mejorar la hidratación de nuestra piel y por consecuencia se mejorara la elasticidad de esta. Una buena hidratación en el cuerpo y especialmente en la piel es vital para mantener una piel joven y retrasar los síntomas del envejecimiento que se marcan en la piel como las escamas, las arruguitas y otros tipos de marcas.

Descanso del cuerpo

Otro de los beneficios de la relajación es que nuestro puede descansar mejor y recuperarse de forma más rápida que sino no estuviera relajado. El hecho de sentirnos descansados y con energías al día siguiente tiene grandes consecuencias positivas para nuestra salud.

Masaje con piedras volcánicas

Se trata de una terapia natural basándose cambios de temperatura aplicados en nuestra piel a través de una serie de piedras especiales. El masaje con piedras volcánicas nos aliviará de dolores en tejidos musculares cargados,

¿Como es un masaje relajante?

El propósito del masaje relajante es eliminar el estrés y la tensión acumulada por nuestro cuerpo generada por el trabajo diario o bien por otra causa o actividad que nos haya generado estrés o ansiedad. Este tipo de masaje es corporal, es decir se masajea la mayor parte del cuerpo, haciendo mayor hincapié en la espalda y en la parte baja del cuello ya que son los lugares clave para estimular la relajación. La forma de aplicación del masaje relajante es con las manos de forma suave y lenta con ayuda de geles y cremas consiguiendo relajar nuestro cuerpo y lograr desconectar de aquello que nos preocupa o nos produce nerviosismo.

Beneficios de un masaje con piedras volcánicas

Alivio de dolor muscular y relajación corporal

Liberaremos nuestros dolores musculares, estrés y ansiedad dejándonos el masaje con piedras volcánicas una sensación agradable de relajación corporal.

Ayuda a superar el insomnio

En personas que sea ven afectadas por insomnio provocado por preocupaciones personales y nerviosismo, la relajación del masaje con piedras volcánicas nos ayudará a conciliar mejor el sueño y bajará nuestra actividad corporal ayudándonos a descansar mejor.

Mejora la eliminación de toxinas

Muy probablemente desprendamos sudor durante el masaje con piedras volcánicas, especialmente cuando se colocan la calientes por el cuerpo. Con la sudoración conseguimos desechar toxinas de nuestro cuerpo.

Mejora de la circulación sanguínea

Se produce especialmente en el contraste de temperatura entre caliente y fría. En el masaje con piedras volcánicas se hace efectivo a la hora de aplicar las piedras frías, generando dicho contraste conseguimos dilatar la venas y capilares que recorren nuestros músculos aumentando el nivel flujo sanguíneo mejorando así la circulación muscular sanguínea.

Como curarse de una contractura muscular

como curarse una contractura muscular

¿Qué es una contractura muscular?

Una contractura muscular es una contracción involuntaria y mantenida en el tiempo del músculo que provoca molestias o dolor e inmovilidad en la zona afectada. Se trata de una alteración del funcionamiento normal del órgano muscular, que se contrae y se relaja multitud de veces al día para hacer posible cada movimiento del cuerpo. Sin embargo, cuando esta lesión se da, el músculo es incapaz de distenderse después de contraerse, de forma que se hincha y endurece, provocando el abultamiento que comúnmente se conoce como nudo.

No se trata de una lesión grave, aunque puede llegar a ser muy molesta si impide al afectado realizar determinados movimientos con normalidad o sin que aparezca el dolor. Debido a que se trata de un problema muscular, hay que aprender a identificarla correctamente para no confundirla con otra afección de naturaleza parecida.

Por lo general se trata de una lesión de duración corta, y existen determinados procedimientos que cualquier persona puede realizar para aliviar sus síntomas. Sin embargo, si no remiten o son tan virulentos que impiden al afectado realizar una vida normal, es recomendable acudir a un fisioterapeuta para aliviar el dolor y acortar el tiempo de recuperación.

¿Por qué aparece una contractura muscular?

Sobrecarga y esfuerzos

Los músculos de nuestro cuerpo sufren muchas presiones a lo largo del día. En general, si están tonificados serán capaces de adaptarse a los esfuerzos y cambios a los que los sometamos sin problemas. Sin embargo, si la musculatura no es lo suficientemente fuerte, un sobreesfuerzo o un movimiento brusco pueden ocasionar lesiones como las contracturas musculares.

Las malas posturas corporales

También pueden ocasionar una contractura muscular. En este sentido, deben tener especial cuidado las personas que trabajan en una oficina frente a un ordenador, ya que determinados hábitos, como sentarse sin apoyar bien la espalda o adelantar mucho el cuello al mirar la pantalla, pueden provocar este tipo de lesión.

Estrés y presión a lo largo del día

Un factor muy común en la aparición de una contractura muscular es el estrés. Este trastorno psicológico provoca tensiones en determinadas partes del cuerpo sin que nos demos cuenta que tensan los músculos hasta provocar la lesión.

Actividad física sin calentamiento previo

Otra causa bastante habitual de una contractura muscular es realizar una actividad física sin calentar previamente. En estos casos el músculo no está preparado para realizar un esfuerzo superior al habitual, por lo que se genera una fatiga que acaba provocando la lesión.

Frio, deshidratación y desnutrición

Por último, el frío, la deshidratación y la desnutrición también pueden estar en el origen de una contractura muscular, si bien estas son causas menos frecuentes. Las bajas temperaturas provocan que la musculatura se contraiga y, además, nos hace adoptar posturas poco naturales con el fin de calentarnos que pueden provocar una lesión. Por otra parte, la falta de líquidos o de nutrientes puede hacer que el músculo no tenga con qué regenerarse, por lo que hace más probable la aparición de una contractura.

contractura muscular espalda

¿Cómo es una contractura muscular y qué síntomas tiene?

En términos generales, una contractura muscular provoca dolor y rigidez en la zona afectada, lo que limita los movimientos de la persona que la padece. Esta lesión siempre viene acompañada de una inflamación o bulto fácilmente identificable al tacto.

Como ya señalábamos con anterioridad, la contractura muscular suele ser un tipo de lesión leve, aunque molesta. No obstante, hay ocasiones en las que el problema puede agravarse, en especial cuando afecta a determinadas partes del cuerpo o a varios músculos a la vez.

Mientras la contractura muscular sea leve, los síntomas no pasarán del dolor y la rigidez, pero si además de estos aparecen otras molestias como mareos, migraña o pesadez en las extremidades, debemos ponernos en manos de un profesional en una clínica de fisioterapia. Estos problemas suelen venir ocasionados por contracturas musculares que se dan en partes especialmente delicadas del cuerpo, como la zona cervical, por lo que conviene tratar el problema cuanto antes para poder desarrollar una vida normal.

Por otra parte, la extensión de la contractura a varios músculos es también un caso de mayor gravedad, puesto que afectará a una zona más amplia y empeorará los síntomas leves, como el dolor o la limitación de movimientos.

¿Cuánto tiempo dura una contractura?

La duración de una contractura muscular puede ser variada. Por lo general, aquellas más leves se alivian a los 4 o 5 días de aparecer, aunque las que se encuentran en zonas que soportan el peso corporal tienen un tiempo de recuperación más prolongado.

Si la duración de la contractura muscular supera los 7 días con una intensidad de dolor y dificultad de movimiento de igual virulencia a la de los primeros días, es recomendable acudir a un fisioterapeuta para que identifique esa prolongación desacostumbrada de la lesión y le ponga remedio.

Asimismo, si la contractura muscular provoca un adormecimiento o pérdida de fuerza en la zona afectada, hay que acudir lo antes posible a un médico.

contractura muscular

¿Cómo curar una contractura muscular?

La mejor forma de curar una contractura muscular es ponerse en manos de un especialista en fisioterapia, ya que masajear profesionalmente la zona aliviará la tensión muscular y eliminará el nudo que se ha formado, provocando inmediatamente una sensación de alivio, si bien harán falta dos o tres sesiones con el fisioterapeuta para la cura completa.

Una vez se ha acudido a la clínica de fisioterapia, habrá que guardar reposo y seguir las indicaciones del fisioterapeuta, que será el que indicará cuándo y de qué manera el afectado puede ir reincorporándose a la actividad física normal.

Sin embargo, si la contractura muscular no es especialmente dolorosa y tan solo supone una molestia, reposo y tiempo son los mejores remedios para que se cure. Hay que dejar de practicar las actividades que provoquen dolor en la zona y esperar 3 o 4 días para que se pase. Si, como indicamos anteriormente, el dolor no remite en ese lapso temporal, hay que acudir al fisioterapeuta.

Para hacer más llevadero ese tiempo de recuperación, se puede aplicar calor seco a la zona los primeros días, ya que además de ayudar a la recuperación provocará una inmediata sensación de alivio.
Una vez aplicado lo anterior durante el primer y segundo día desde la aparición de la contractura muscular, también se puede recurrir a los baños de contraste, es decir, la aplicación de forma alterna de agua fría y caliente sobre la zona afectada.

Esa alternancia provocará que los vasos sanguíneos se contraigan y dilaten, lo que favorecerá una mayor circulación de la sangre que ayudará a la recuperación de la lesión. Por último, también se puede recurrir a los fármacos para aliviar los síntomas de una contractura.

Los antiinflamatorios, tanto de ingesta oral como de aplicación cutánea, aliviarán las molestias de forma inmediata, aunque sólo temporalmente, y ayudarán a curar la zona dañada.

¿Quiénes suelen ser los más afectados por contracturas musculares?

La contractura muscular es un tipo de lesión que puede afectar a cualquier persona, sin importar su edad o sexo, y a cualquier músculo del cuerpo. No obstante, hay determinados factores que elevan el riesgo de sufrirlas.

En este sentido, uno de los colectivos que mayores posibilidades tiene de padecer una contractura muscular es el de los deportistas o las personas que practican deporte con asiduidad, ya que al forzar los músculos el riesgo de lesión aumenta.

Asimismo, las personas que trabajan muchas horas sentadas frente a un ordenador o las que mantienen de forma habitual posturas corporales poco naturales también son más propensas a padecer este tipo de lesión.

Otro colectivo con un riesgo mayor de sufrir este tipo de lesiones es el de las personas mayores, pese a que, como hemos comentado con anterioridad, una contractura muscular puede aparecer a cualquier edad. Sin embargo, como ocurre con otras lesiones y enfermedades, el deterioro de los tejidos como consecuencia del envejecimiento hace más probable su aparición.

Por último, las personas que sufren trastornos psicológicos como la ansiedad o el estrés también se encuentran entre la población con mayores posibilidades de sufrir una contractura muscular.

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5 consejos para prevenir una contractura muscular

Calentamiento y deporte

Realizar actividades físicas de forma habitual es una de las mejores formas de prevenir una contractura muscular, ya que el ejercicio fortalecerá los músculos y los mantendrá tonificados, lo que dificultará la aparición de lesiones. Ahora bien, es importante tener en cuenta que una actividad deportiva mal ejecutada puede ser la detonante de una contractura muscular, por lo que es importante que antes de realizar cualquier esfuerzo se haga un calentamiento adecuado de la zona que se va a trabajar, así como progresar paulatinamente en la intensidad y las cargas del ejercicio.

Estiramientos

Realizar estiramientos tras la práctica deportiva ayudará a destensar los músculos y facilitar que se relajen, dificultando la aparición de contracturas. Asimismo, si se tiene la sensación de que determinadas zonas del cuerpo están muy cargadas por posturas o movimientos cotidianos, también es recomendable realizar pequeños estiramientos de dos o tres minutos cada cierto tiempo a lo largo del día. En ambos casos los estiramientos deben ser prolongados y progresivos, procurando tensar la musculatura sin forzarla para evitar lesiones.

Posturas corporales

Hay que evitar mantener una misma posición corporal durante mucho tiempo y tener cuidado con la postura que se adopta mientras se está sentado frente al ordenador para evitar la aparición de una contractura muscular. Asimismo, hay que tener cuidado al agacharse y al levantar peso, procurando siempre hacerlo con la espalda recta y flexionando las rodillas.

Aprender a relajarse

Determinados trastornos psicológicos como el estrés pueden estar en el origen de una contractura muscular, por lo que es recomendable evitar, en la medida de lo posible, situaciones que lo propicien. En este sentido, es muy beneficioso practicar yoga y métodos de relajación como la meditación o la aromaterapia.

Dieta equilibrada

La alimentación es un componente fundamental para la recuperación de los músculos tras los esfuerzos, por lo que una dieta rica y variada ayudará a prevenir una contractura muscular como otras lesiones de cualquier tipo. La ingesta regular de agua es también importante, ya que la deshidratación aumenta el riesgo de sufrir calambres, por lo que hay que procurar beberla cada cierto tiempo a lo largo del día y no solo cuando se tiene mucha sed o durante las comidas. Tampoco es recomendable tomarla en grandes cantidades de golpe.

Cura tus cervicalgias mareos y dolores cervicales en el cuello

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¿Que son las cervicalgias?

La cervicalgia es una de las molestias más comunes entre los seres humanos. Esta incidencia tan alta se debe a que la zona en la que se da, la parte posterior del cuello, es la parte más flexible de la columna vertebral y soporta un gran número de movimientos a lo largo del día, lo que aumenta la presión a la que se ven sometidos sus músculos y articulaciones pudiendo generar contracturas en el cuello.

Las causas de las cervicalgias son diversas, aunque por lo general se manifiesta como consecuencia de pequeñas lesiones provocadas por movimientos bruscos o malas posturas que dañan los músculos y los ligamentos del cuello. En estos casos se trata de un dolor cervical agudo o contractura en el cuello y su diagnóstico no suele ser grave, pese a que en ocasiones puede llegar a ser realmente molesto.

No obstante, las cervicalgias se suelen dar por lesiones leves, hay ocasiones en las que su manifestación indica afecciones más graves o una cronificación del mismo. Por ello, si el paciente experimenta debilidad en las extremidades o falta de coordinación en éstas junto con mareos cervicales, o pérdida de apetito, náuseas, fiebre y escalofríos, debe acudir de inmediato a un médico para que haga un diagnóstico preciso.

También hay ocasiones en las que determinados hábitos diarios ineludibles, como estar muchas horas sentado en la oficina, pueden provocar una contractura en el cuello generando un dolor en el cuello prolongado que, de no ser tratado, podría cronificarse.

Para remediarlo será necesario adoptar determinadas medidas preventivas, como mejorar las posiciones corporales o regular los asientos, y acudir a un fisioterapeuta en el caso de que las molestias sigan sin remitir.

¿Donde aparecen las cervicalgias?

Generalmente la cervicalgia es un dolor que se localiza en la parte trasera del cuello y que, en función de su gravedad, también puede extenderse hacia los brazos, la cabeza y la espalda. Es una molestia muy frecuente debido a que se trata de la zona de mucha movilidad que la hace más propensa a sufrir lesiones.

Sintomas de cervicalgia

-Existe un dolor en el cuello que suele irradiar principalmente a la mandíbula, a los hombros y al tórax.

Sensación de tirantez y contractura muscular.

– También es recurrente que se den parestesias, es decir, hormigueos en los dedos de las manos, relacionados con la lesión que puede haber provocado algún nervio dañado.

– Acufenos, que son silbidos o zumbidos que se escuchan en uno o ambos oídos sin que exista una fuente exterior de sonido.

Cefaleas en la región occipital, la parte posterior de la cabeza.

pinzamiento cervical

¿Por qué aparece el dolor cervical?

Las causas más frecuentes del dolor cervicalgia son las contracturas en el cuello y los esguinces de los ligamentos de la zona trasera del cuello. Estas lesiones se producen por movimientos repentinos, posturas corporales incorrectas al estar parados o dormidos y por levantar objetos con una disposición corporal incorrecta o demasiado rápido. Asimismo, los accidentes o caídas también pueden provocar daños de distinta gravedad en el cuello, desde fracturas de las vértebras hasta latigazos cervicales, que causan molestias en la zona, además de poder sufrir mareos y contracturas en el cuello.

Otros síntomas de la cervicalgia son los espasmos musculares, la artrosis, las hernias discales, la espondilosis cervical o la fibromialgia también se pueden encontrar en el origen del dolor cervical y sufrir un dolor lumbar puede provocar que éste se irradie hacia el cuello y provoque una cervicalgia.
Asimismo, determinados trastornos psicológicos como el estrés, la ansiedad o la depresión pueden ocasionar tensiones musculares que deriven en un dolor cervical generando una contractura en el cuello.

Por otra parte, existen otras causas de las cervicalgias menos frecuentes pero que también se deben tener en cuenta puesto que igualmente generan dolor en el cuello, como son los desgarros en el revestimiento de alguna arteria del cuello, padecer meningitis, tumores o infecciones de la médula espinal, un infarto de miocardio o una angina de pecho. En estos casos se trata de afecciones más graves, por lo que si se sospecha que puede tratarse de alguna de ellas hay que consultar al médico de inmediato y que haga una valoración de la posible cervicalgia.

En cuanto a la tortícolis espasmódica también puede estar entre las causas de incidencia menor de un dolor en el cuello o cervical. En este caso el origen estará claro, ya que esta afección ocasionará una contractura muscular prolongada en el cuello que restringirá el movimiento de la cabeza e incluso puede hacer que ésta se incline o gire en una posición anormal, causando dolor en otras regiones del cuello.

Por último, las cervicalgias pueden venir provocadas por un deterioro de las cervicales como consecuencia del envejecimiento, lo que podría ocasionar un dolor crónico cuyo tratamiento deberá ser consultado con un especialista en fisioterapia.

curar cervicales

¿Cómo es el dolor de la cervicalgia?¿Existen mareos por cervicales?

Las cervicalgias puede manifestarse de distintas formas. Además del dolor en la parte posterior del cuello, también puede acarrear otros síntomas como sensación de entumecimiento, hormigueo o debilidad en los brazos, dedos, espalda y otras partes del cuerpo.

Por lo general, cuando se trata de un dolor cervical agudo sus síntomas no pasan de las molestias en el cuello acompañadas, ocasionalmente, de alguna irradiación a otras zonas del cuerpo cercanas o de nauseas y mareos. En estos casos la cervicalgia suele estar provocada por lesiones o tensiones derivada de algún trastorno psicológico, por lo que no revisten excesiva gravedad en el apartado físico.

Sin embargo, si el dolor en el cuello viene acompañado de pérdida de fuerza o sensibilidad en las extremidades, sudoración nocturna, molestias torácicas, fiebre, cefalea, dificultad para respirar, las molestias empeoran durante el esfuerzo o se tienen problemas y dolores al tragar alimentos, hay que acudir a un especialista en fisioterapia cuanto antes para hacer una valoración de la posible cervicalgia.

¿Cuánto tiempo dura una cervicalgia?

Si se trata de una cervicalgia aguda provocada por una contractura en el cuello, lesión muscular o esguince de ligamentos su duración es inferior a dos semanas. En cambio, si el dolor cervical se prolonga más de 15 días el problema puede ser más grave o haberse cronificado, por lo que será necesario consultar a un médico o ponerse en manos de un centro de fisioterapia especializado

¿Qué no debo hacer con una cervicalgia?

Para eliminar de formar satisfactoria la cervicalgia o que disminuya nuestro dolor tenemos que tener muy claro cuáles pueden ser las causas, o si nuestro estilo de vida es el adecuado, nuestras posturas, la calidad de sueño que tienes o si descansas adecuadamente, tu alimentación, tus emociones y como gestionas el estrés y la ansiedad en tu vida…

– Antinflamatorios: No es recomendable tomar antinflamatorios más de 10 días seguidos, pues hacer esto puede sobrecargar tu hígado y dañar o inflamar tu estómago, si estos órganos son dañados también el reflejo que hacen en el dolor de cuello es notorio por lo que los síntomas pueden empeorar. También tomar demasiados antinflamatorios corre el riesgo de que hagan mucho menos efecto y el dolor de cuello sea mayor.

– Collarín cervical: No utilices un collarín cervical a menos que tu dolor sea insoportable y no puedas sostener ni tu propia cabeza del propio dolor o de los mareos que te produce la cervicalgia, si el dolor es leve o moderado es necesario mantener la movilidad del cuello de la persona, ya que el collarín provoca un debilitamiento en los músculos, perdida de movimiento articular y de masa muscular.

– Movimientos bruscos: No le tengas miedo a los movimientos, de hecho tienes que moverte para recuperar tu fuerza muscular, pero no de forma brusca, si le temes a hacer movimientos con el cuello generas más tensión. Lo recomendable es ir poco a poco y si te duele mucho, haz respiraciones acompasadas con los movimientos pertinentes.

– Mismos habitos: No vuelvas a hacer lo mismo que antes. Hay que buscar causas y pueden ser fruto de malas posturas, vida sedentaria, trastornos de ansiedad y depresión, hay que intentar cambiar hábitos para tener resultados diferentes. 

curar dolor cervical

¿Qué puedo hacer si tengo mucho dolor en el cuello y mareos cervicales?

El dolor en el cuello se caracteriza por ser muy molesto y, al estar ubicado en una zona clave del cuerpo, puede limitar la actividad diaria de la persona que lo sufre e incluso impedirle trabajar, realizar tareas domésticas e incluso presentar síntomas de mareo al subir el cuello de forma brusca, al bajar escaleras o al agacharnos.

Por ello, si la cervicalgia aparece, existen varios métodos para tratar de calmar sus molestias. En general, si el dolor es incómodo pero no intenso, se debe aplicar calor a la zona varias veces al día durante unos 20 minutos ayudará a calmarlo. Para ello se puede usar desde agua en la ducha hasta una manta eléctrica.

No obstante, si el dolor en el cuello es intenso y no remite con la aplicación de calor, el paciente puede recurrir a determinados medicamentos analgésicos, como el paracetamol, o distintos antiinflamatorios para reducir las molestias en el cuello.

Si estas soluciones funcionan para calmar el dolor en el cuello durante una semana, a partir de ese momento también se pueden aplicar masajes y estiramientos en la zona. El paciente podrá realizar estiramientos sencillos por su cuenta, como mover la cabeza de arriba hacia abajo y de un lado a otro lentamente, mientras que para recibir masajes conviene que se ponga en manos de un profesional en una clínica de fisioterapia.

Por lo demás, la persona que padece cervicalgia debe procurar continuar con su vida normal, siempre que las molestias no se lo impidan, ya que el reposo total en estas circunstancias no está recomendado y podría agravar o prolongar la cervicalgia. Asimismo, debe evitar cargar más de un kilogramo en cada brazo y hacer movimientos que despierten de nuevo el dolor en el cuello.

mareos y cervicales

¿Cuántos tipos de cervicalgia hay?

– Torticolis:  La torticolis es un dolor que aparece de repente, como por ejemplo cuando nos levantamos de la cama y hacemos un movimiento brusco o hemos dormido con malas posturas durante la noche, es limitante y en ocasiones, bastante doloroso y suele ser originado por movimientos brucos o forzados.

La torticolis puede ser subaguda, es de origen lento, moderado y puede durar dias o semanas, este dolor puede desaparecer de repente o convertirse en crónica, donde el dolor puede estar presente durante 3 meses o durante años, donde se puede dar una limitación moderada de la movilidad del cuello.

– Latigazo cervical: Normalmente es provocado por una flexión brusca del cuello. Esto genera una tensión excesiva en toda la zona cervical, los músculos del cuello…y mucho dolor que puede extenderse desde la cabeza, cuello, hombros y espalda.

El latigazo cervical puede darse por un accidente de tráfico, por deportes donde hay contacto con otras personas (es decir si una persona nos golpea por detrás, puede irradiar directamente al cuello) o por una caída.

– Degenerativa: Se desgastan las vértebras cervicales con el paso del tiempo como es el caso de la artrosis, la artritis, las hernias…

5 consejos para prevenir cervicalgias y dolor en el cuello

Evitar malas posturas corporales

Si se debe permanecer mucho tiempo sentado, conviene hacerlo con la espalda recta y las rodillas un poco por encima de la cadera, para lo que se puede usar un pequeño reposapiés. Al dormir, hay que procurar hacerlo bocarriba o de costado, nunca bocabajo, y con una almohada que deje el cuello recto y alineado con el tronco. Si se duerme sobre un costado, también es recomendable colocar un cojín entre los muslos.

El colchón sobre el que se descansa debe ser firme, ni demasiado blando ni excesivamente duro. Al conducir, hay que tratar de colocar el reposacabezas a una altura a la que el cráneo permanezca apoyado de forma cómoda.

Cambiar de postura y actividad que contracture el cuello

Si es posible, hay que cambiar de postura corporal y de actividad cada cierto tiempo, para evitar que la tensión se acumule en el cuello y provoque dolor cervical, así podremos prevenir un posible contractura en el cuello. Si se ha permanecido sentado durante mucho tiempo, es bueno caminar; si se ha estado de pie, hay que sentarse o caminar; si se ha permanecido tumbado bocarriba, hay que recostarse sobre un lado o levantarse.

Realizar estiramiento en el cuello y zona cervical

Además de actividades físicas de carácter general, si la cervicalgia suele ser recurrente el médico o el fisioterapeuta pueden recomendar ejercicios y estiramientos específicos para fortalecer y relajar la zona trasera del cuello. En el caso de que el dolor en el cuello ya haya aparecido, es recomendable dejar de hacer deporte durante un tiempo hasta que la lesión se vaya curando, y a partir de ese momento reincorporarse a la práctica deportiva de forma paulatina.

No cargar objetos pesados

Ni cargarlos, ni procurar levantarlos sin encorvar el cuerpo, con la espalda recta y flexionando las rodillas. Cuando se transporta de un lado a otro también hay que procurar llevarlos lo más cerca posible del tronco, y es recomendable evitar cargas que supongan un esfuerzo excesivo. Por último, si se arrastra cualquier elemento, es preferible empujarlo a tirar de él.

Aprender a relajar el cuello

Hay ocasiones en las que la cervicalgia aparece como consecuencia de sufrir trastornos psicológicos como el estrés o la ansiedad, por lo que es muy importante aprender a relajarse en periodos de mucha presión laboral. Técnicas de relajación corporal como el yoga o la práctica deportiva son muy recomendables para evitar futuros dolores en el cuello.

¿Que deportes ayudan con la cervicalgia?

Natación: La natación es un deporte excelente para el dolor cervical, es muy adecuado para esta dolencia ya que en el agua no se hacen movimientos agresivos. La natación y los ejercicios en el agua sirven para reducir el dolor de los músculos de la espalda. Como hemos dicho anteriormente, al estar el cuerpo en el agua y flotar, la columna no tiene que soportar todo el peso y el impacto en la espalda es mucho menor. Estar en el agua también aporta una sensación de bienestar y tiene efecto analgésico.

Eso sí, los ejercicios o entrenamiento deben aumentar de manera gradual para evitar lesiones.

– Yoga: El yoga es otro deporte excelente para la cervicalgia ya que activa la circulación sanguínea y aporta nutrientes a los músculos. Esta disciplina, nos ayudará mucho con las tensiones, pues el estiramiento de las fibras musculares harán que se encuentren más flexibles y menos rígidas, con esta práctica conseguiremos aliviar el dolor de la cervicalgia y la movilidad en general.

– TRX: el TRX es una modalidad deportiva que consiste en realizar ejercicios en suspensión con la ayuda de unas cintas especiales que sujetan nuestro cuerpo, suspendemos en el aire parte del peso de nuestro cuerpo de manera que los músculos que han de realizar el movimiento tienen en este peso una resistencia para una tonificación efectiva.

Con el TRX conseguiremos un buen fortalecimiento de la espalda y el cuello y no solo eso, sino que fortaleceremos los músculos de manera totalmente respetuosa con nuestro cuerpo, ya que todos los movimientos que se realizan están sustentados por el propio cuerpo, sin forzar y sin intensidad, solo la de la inclinación

¿Cuántas sesiones de fisioterapia son necesarias para un contractura cervical? 

Una contractura cervical puede resultar muy dolorosa y cronificarse en el tiempo sino se trata de forma adecuada. El esguince cervical o cervicalgia es de las causas más frecuentes en la visita al fisioterapeuta.

Si usted padece una lesión aguda primero tendrá que hacer mucho reposo, tomar analgésicos, antiinflamatorios o relajantes musculares pactados por su médico y finalmente acudir al fisioterapeuta.

En la mayoría de los casos se combina le tratamiento fisioterapéutico con el collar cervical para la inmovilización intermitente. No se recomienda usar collarín más de 72 horas ya que puede producir una atrofia muscular en las partes blandas de la espalda y el cuello.

Las sesiones de fisioterapia pueden variar dependiendo del caso en cuestión, si la cervicalgia o latigazo cervical es leve se realizaran unas 15 sesiones de rehabilitación, si usted padece una cervicalgia más grave, el tratamiento podría prolongarse hasta pasados unos 6 meses

¿Qué es la lumbalgia? Cura tus dolores lumbares

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¿Qué es la lumbalgia?

La lumbalgia o dolor en la espalda baja es uno de los problemas de salud más comunes del ser humano, puesto que más del 80% de la población mundial lo padece en alguna ocasión a lo largo de su vida. Se trata de un dolor muy molesto que puede variar en intensidad y duración, localizado en la espalda baja ,la zona de la espalda entre la última costilla y los pliegues de los glúteos. Afecta tanto a personas de avanzada edad como a adolescentes o niños, así como a hombres y mujeres indistintamente.

Padecer lumbalgia puede ocasionar grandes contratiempos a los afectados, puesto que la zona de la espalda baja es una zona que sostiene la mayor parte del peso superior del cuerpo y en la que se articulan los movimientos de la pelvis. Así, en función de su intensidad y prolongación, puede llegar a dificultar o imposibilitar por completo el desarrollo normal de la vida de la persona que lo sufre.

Por este motivo, hay que prestar especial atención a la lumbalgia , cuando tenemos dolores lumbares debemos acudir al médico o al fisioterapeuta si sus síntomas se vuelven insoportables o no remiten con el paso de los días. Y es que, pese a que en la mayoría de los casos se trata de un dolor de duración limitada y se resuelve por sí solo con el tiempo, una intensidad o duración desacostumbradas pueden ser síntomas de problemas más graves que una simple lesión muscular, que es su causa más común.

Causas del dolor lumbar o lumbares

El dolor lumbar o lumbalgia es un dolor o tensión muscular que se manifiesta en la región lumbar vertebral o paravertebral de la espalda, concretamente entre la parte más baja de las costillas y los glúteos. Su origen es variado y, en función de él, las molestias que se manifiestan son diversas.

En muchas ocasiones la aparición del dolor lumbar se debe a causas difíciles de prevenir, o a procesos biológicos que no se pueden evitar, como el ciclo menstrual o el embarazo en el caso de las mujeres, pero hay factores de riesgo que se pueden eludir para impedir que el dolor lumbar se manifieste. De esta forma, trabajos físicos desacostumbrados y desproporcionados, movimientos bruscos con cargas pesadas o malas posturas corporales pueden potenciar su aparición. Asimismo, determinados hábitos como el tabaquismo o el trabajo sedentario, así como problemas de salud como la obesidad, también aumentan las posibilidades de padecerlo. La edad avanzada, un mal estado de salud general o factores psicológicos o psicosociales, como el estrés, la ansiedad o la depresión, pueden estar también en el origen de una lumbalgia.

Curar dolor lumbar

¿A quiénes afecta la lumbalgia o el dolor lumbar, edades y población?

La aparición  de la lumbalgia o dolor lumbar no entiende ni de años ni de grupos de población, ya que puede manifestarse tanto en niños y adolescentes como en ancianos. Sin embargo, suele afectar con mayor recurrencia al tramo de edad comprendido entre los 40 y los 60 años, y el envejecimiento aumenta las posibilidades de padecerlo de forma crónica por el desgaste de la musculatura y los huesos de la zona.

Por sexos, las mujeres son más propensas a sufrir lumbalgia o dolor lumbar. En España, la prevalencia estimada del dolor lumbar entre la población adulta es del 14,8% de media, con una incidencia del 17,8% en las mujeres y un 11,3% en los hombres.

Más allá de su mayor o menor prevalencia por sexos, las cifras estadísticas también señalan que el 80% de las personas sufrirán lumbalgia o dolor lumbar en alguna ocasión a lo largo de su vida, y en el 7,7% de los casos las molestias se convertirán en crónicas. Esta última cifra es especialmente preocupante, ya que la lumbalgia de carácter crónico causa incapacidad en el 12% de la población que la padece aproximadamente, lo que impide a los pacientes afectados desarrollar su vida con normalidad y es causa habitual de jubilaciones prematuras.

Las personas más propensas a padecer dolor lumbar crónico o recurrente son aquellas que hayan tenido episodios de lumbalgia o ciática con anterioridad, quienes desarrollen trabajos con cargas físicas importantes de forma habitual y los que tengan una discapacidad previa o una edad avanzada. Asimismo, los trastornos psicológicos prolongados en el tiempo también son un factor de riesgo en la cronicidad del dolor lumbar.

¿Causas del dolor lumbar?

La lumbalgia puede tener un origen muy variado y, en función de él, el dolor que se manifiesta es diverso, aunque siempre localizado en la región lumbar. Las causas más comunes del dolor lumbar son biomecánicas, es decir, aquellas derivadas de lesiones tales como esguinces o traumatismos, malas posturas, exceso de peso, deterioro muscular de la zona, hernias o rotura de los discos intervertebrales, entre otras.

Sin embargo, la raíz de un dolor lumbar también puede encontrarse en enfermedades inflamatorias de las articulaciones, fracturas óseas por osteoporosis, trastornos en los aparatos digestivo, genital y urinario, procesos infecciosos, lesiones de cirugía, celiaquía e, incluso, cáncer.

Este origen tan dispar causa distintos tipos de molestias. Si es de tipo biomecánico, la sensación de dolor será más superficial y empeorará con el movimiento, determinadas posturas y los esfuerzos en la zona, como coger peso. Se calmará con reposo y posiciones del cuerpo que mantengan relajada la musculatura de la parte baja de la espalda.

En cambio, si la lumbalgia es producida por procesos infecciosos, inflamatorios o tumorales, el dolor tendrá un carácter distinto al biomecánico, más profundo y progresivo, sin una localización fija. En estos casos las molestias que causa no remiten con el reposo o determinadas posturas, y suelen estar acompañadas de otros síntomas de carácter general asociados a las patologías que las causan.

Si el dolor lumbar está originado por una hernia discal o por el desgaste de la columna vertebral a causa del envejecimiento, las molestias no se localizarán en exclusiva en la zona baja de la espalda, sino que también se extenderán a las extremidades inferiores. Este dolor suele aparecer de forma brusca y, por lo general, viene acompañado de alteraciones sensitivas o motoras diversas.

Por último, en las mujeres el ciclo menstrual puede ser el origen del dolor lumbar o la causa de su agravamiento si ya se había manifestado con anterioridad.

 ¿Cuánto tiempo dura la lumbalgia o dolor lumbar?

La duración de la lumbalgia o dolor lumbar es variable, y dependerá de las causas que lo han originado, la salud general del paciente, el tipo de lumbalgia que padezca y las acciones que la persona haya llevado a cabo para remediarlo. El dolor lumbar más común es el agudo, cuya duración es inferior a 4 semanas. Si las molestias en la zona baja de la espalda se prolongan de 4 a 12 semanas, entonces se trata de un dolor subagudo, mientras que si superan las 12 semanas su carácter es crónico. No obstante recomendamos que si el dolor es muy agudo se recurra a un masaje descontracturante en una consulta de fisioterapia

 

Recomendaciones para evitar la lumbalgia o dolor lumbar

Como ya hemos comentado con anterioridad, existen factores de riesgo para la aparición la lumbalgia o dolor lumbar que se pueden evitar para prevenirlo.

  • Postura lumbar correcta cuando no nos movemos: En primer lugar, es muy importante mantener una postura del cuerpo adecuada, porque gran parte de las lumbalgias agudas provienen de lesiones provocadas por posiciones corporales incorrectas al sentarnos, dormir o permanecer de pie sin movernos. En este sentido, el uso de muebles ergonómicos, tanto en casa como en el trabajo, pueden ayudar a reducir el riesgo de lesiones.
  •  Postura lumbar correcta cuando estamos sentados: Si el dolor lumbar aparece tras el sueño, es recomendable dormir con las rodillas encogidas en posición fetal. Esta postura ayuda a abrir las articulaciones de la columna y alivia la presión a la que están sometidas durante todo el día. Si se manifiesta por estar largas horas sentados en la oficina, la forma de prevenirlo es procurar sentarse con la espalda recta, un buen soporte lumbar y las rodillas algo elevadas sobre la cadera, para lo que se puede utilizar un pequeño apoyo como un reposapiés.
  • Evitar levantar objetos pesados con las lumbares: Hay que evitar levantar objetos muy pesados si no se tiene capacidad física para ello, y tratar de hacerlo siempre con la espalda recta y flexionando las rodillas, sin encorvarse, de modo que la fuerza la ejerzan las articulaciones de las piernas y los músculos del estómago. Una vez levantados, hay que procurar no realizar movimientos bruscos que puedan provocar una lesión.
  • Actividad física para fortalecer músculos lumbares: La actividad física también es una práctica muy efectiva para prevenir la lumbalgia, ya que determinados ejercicios contribuyen a fortalecer la musculatura de la zona lumbar y disminuyen las posibilidades de padecer sobrepeso. El deporte en general es siempre sinónimo de bienestar, pero en el caso concreto de la salud lumbar las prácticas más beneficiosas son nadar, caminar rápido, correr o montar en bicicleta. Asimismo, el yoga contribuye a estirar los músculos de espalda baja y aumentar su fuerza y flexibilidad.                                                      Pese a los beneficios del deporte, su práctica también puede derivar en una lesión de la zona lumbar, por lo que es importante ser consciente de la capacidad física de uno mismo y no excederla para evitar contracturas lumbares o roturas, es muy importante realizar estiramientos antes y después de realizar ejercicio especialmente si hemos trabajado ejercicios de fuerza con los músculos lumbares
  • Estilo de vida saludable: Por último, un estilo de vida saludable, con una dieta equilibrada y sin malos hábitos como el tabaco, también ayudan a prevenir la lumbalgia o el dolor lumbar. Con una alimentación adecuada se evita el sobrepeso y que los músculos de la zona inferior de la espalda se vean sometidos a contracturas por un sobreesfuerzo como consecuencia de la grasa que se acumula en torno a la cintura. En cuanto al tabaquismo, el humo reduce el flujo sanguíneo que alimenta la columna vertebral y favorece la degeneración de los discos vertebrales.

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Remedios caseros para curar lumbalgia o dolor lumbar

 

Si, pese a seguir los consejos para prevenirlo, la lumbalgia o el dolor lumbar aparece, existen varios métodos para aliviarlo de forma rápida. La aplicación local de calor contribuye a reducir las molestias musculares casi de inmediato, aunque su acción es corta y se diluye cuando se retira la fuente térmica. Las técnicas de fisioterapia aplicadas a la zona también pueden aliviar de forma significativa las molestias a corto plazo y ayudar a prevenir su reaparición, así como las manipulaciones vertebrales llevadas a cabo por especialistas.

 

Si todos estos métodos para reducir el dolor lumbar no dan resultados, también se puede recurrir a los medicamentos o analgésicos. Aunque, en este caso, es siempre recomendable acudir de forma previa a un médico para que examine el problema y decida si es necesaria la prescripción de fármacos o se puede optar por otra alternativa.

Los 5 mejores consejos para prevenir la lumbalgia o dolor lumbar

Mejorar la forma de sentarse: 

Las malas posturas a la hora de sentarnos son una de las principales causantes del dolor lumbar agudo. Para evitar la aparición de la lumbalgia o dolores lumbares, hay que tratar de sentarse con el respaldo recto, un buen soporte lumbar y las rodillas un poco más altas que las caderas. Para ello, se puede optar por ajustar el asiento o adquirir un reposapiés.

Dormir en posición fetal

Dormir sobre un costado con las rodillas dobladas es una de las mejores posturas para prevenir la aparición de la lumbalgia. No obstante, también se puede optar por dormir bocarriba siempre que se coloque un cojín o almohada debajo de las rodillas y la parte inferior de la espalda. Es conveniente evitar descansar bocabajo durante la noche.

No encorvarse al levantar peso

Al levantar objetos pesados hay que hacer fuerza con las rodillas y el abdomen, no con la zona lumbar. Hay que mantener la espalda recta y hacer fuerzas con las articulaciones de las piernas y los músculos del estómago. Es recomendable mantener el objeto que se va a elevar tan cerca del cuerpo como sea posible.

Ejercicio y estiramientos

Realizar deporte fortalecerá los músculos de la espalda y los hará más resistentes a lesiones. Las actividades físicas más beneficiosas para evitar el dolor lumbar o lumbalgia son nadar y caminar rápido. Antes y después de cualquier práctica deportiva es importante estirar la musculatura.

Usar zapatos cómodos y evitar los tacones

De esta forma aliviaremos la presión a la que sometemos a los músculos lumbares previniendo cargas o contracturas lumbares.

¿Como curar la tendinitis?

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¿Que es la tendinitis?

La tendinitis es una lesión ampliamente relacionada con el deporte. Consiste en una inflamación del tendón provocada normalmente por una lesión recurrente o por la repetición del mismo gesto o movimiento de forma continuada en el tiempo. Es el caso por ejemplo de las lesiones de tendinitis en el hombro o tendinitis en la muñeca por la practica de tenis.

También hay otras causas como las metabólicas, provocadas por defectos en la alimentación o la hidratación; las vertebrales, afectaciones degenerativas de la columna; o de origen degenerativo, asociadas al envejecimiento y desgaste prolongado del tendón. En la mayoría de los casos el daño no se encuentra solo en el tendón, sino que afecta a más tejidos de alrededor, como músculos o la vaina sinovial que recubre los tendones, entre otros.

¿Que debo hacer si tengo tendinitis?

Aunque los primeros días con tendinitis se debe guardar reposo, no es necesario esperar a una recuperación completa para retomar la actividad deportiva, ya que el ejercicio moderado, combinado con la fisioterapia, reduce el dolor de la lesión y favorece su recuperación. El control de la intensidad del entrenamiento es clave para evitar forzar el cuerpo y empeorar la lesión.

Cuando puedo hacer deporte si tengo tendinitis

En el momento de retomar la actividad física, en conjunto médico, fisioterapeuta y entrenador personal, deben valorar las circunstancias que han conducido a la lesión. El terreno, por ejemplo, es una de las principales causas de tendinitis en el tren inferior, ya sea por su mal estado o por la falta de entrenamiento específico. Es el caso de quienes están acostumbrados a entrenar en cinta de correr y salen a la calle con la intensión de cumplir con los mismos tiempos de trabajo. Primero se debe adaptar el cuerpo a los diferentes terrenos para, posteriormente, aumentar la intensidad y el rendimiento.

Además, se deben valorar la variabilidad de los ejercicios, la técnica, los tiempos de entrenamiento e incluso el calzado para buscar el causante de la inflamación y evitar futuras lesiones.

Tendinitis curar
Tendinitis pata de ganso

Curarme rápido de una tendinitis

Para que la vuelta al deporte sea lo más segura posible y contribuya a la recuperación de la lesión, desde Centro Médico El Pilar se recomienda:

  • Entrenar de forma progresiva: durante las primeras sesiones se debe entrenar a intensidad baja-moderada, sin intentar recuperar la intensidad y el volumen de ejercicio previo a la lesión, hasta que remita el dolor.
  • Variar en todo lo posible el entrenamiento: evitar repetir constantemente los mismos movimientos. De esta forma no se fuerza la zona de la tendinitis y se previenen futuras lesiones.
  • Practicar estiramientos: los estiramientos son una parte fundamental de la recuperación. Con la ayuda de un fisioterapeuta se deben realizar estiramientos pasivos para inducir la relajación del músculo para que se reduzca la tensión sobre el tendón. También es positivo realizar ejercicios de auto estiramientos para hacer en casa o en el gimnasio y continuar con el objetivo de relajar la musculatura.
  • Respetar los tiempos de descanso: a pesar de las ansias por recuperar la normalidad y alcanzar el máximo rendimiento deportivo, no se debe forzar el cuerpo restando tiempo al descanso. Tras un entrenamiento de intensidad más o menos alta se debe respetar un descanso de 48 horas. El descanso, según el grado de la lesión y el progreso de la recuperación, puede consistir en una actividad de más baja intensidad o simplemente dar un paseo para mantener los músculos activos pero no forzarlos.
  • Cuidar la hidratación y la nutrición: siguiendo una dieta equilibrada con un alto porcentaje de frutas y verduras de temporada, se deben evitar sobre todo los azúcares, ya que provocan una mayor respuesta inflamatoria. Una ingesta adecuada de agua es clave para garantizar el buen funcionamiento de músculos, tendones y articulaciones.
Tendinitis en la muñeca

Natación y tendinitis

El ejercicio más recomendable para curarse de una tendinitis ya sea en la mano , en el hombro , en la muñeca o en el pie, es el entrenamiento en piscina debido al escaso nivel de impacto del agua en el aparato locomotor. Nadar o completar circuitos de ejercicios de fuerza y movilidad dentro de la piscina permite una vuelta gradual a la actividad y nos pretege la zona afectada de futuras lesiones. A pesar de ello, tanto fuera como dentro del agua, se debe prestar una especial atención a las sensaciones del cuerpo y cómo responde al deporte.

En Centro Médico El Pilar disponemos de profesionales que te ayudaran a resolver tus problemas físicos o musculares.

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