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Centro de Análisis Clínicos en Madrid

Centro Médico el Pilar es un centro de análisis clínicos donde contamos con una sala habilitada como punto de extracción de muestras para realizar todos los análisis de sangre que necesitamos. Así mismo contamos con la colaboración de un laboratorio donde enviamos las muestras de sangre para su análisis y posterior resultado en un informe médico. HORARIO DE 8:30H A 9:45H

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Todos nuestros medicos están colegiados en el colegio de médicos de Madrid y debidamente acreditados.

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Indícanos los parámetros que te han pedido y nosotros los pedimos analizar al laboratorio.

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¿Cuánto tiempo se tarda en tener los resultados de un análisis clínico y donde los veo?

Tardamos 24h en tener los resultados de nuestras analíticas de sangre, es decir al día siguiente de hacer la extracción. Para ver los resultados te daremos una contraseña con la que acceder a tu informe desde un portal web. Una vez dentro podrás descargar el informe desde tu domicilio o desde el móvil con total comodidad, dicho informe está en PDF por lo que también lo podrás imprimir.

  • Analítica de sangre y orina  -> Resultados al día siguiente de la extracción.

Tipos de análisis clínicos

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Analítica de sangre general

Analítica básica. Perfil bioquímica

Se tarda menos de 15 minutos en realizar los análisis clínicos, serás atendido por nuestra enfermera o medico según el caso para la extracción de sangre. Se deberá pedir cita previa en el centro médico para la realización del análisis de sangre y te daremos cita por la mañana en el horario comprendido entre las 8:30h y 10:00h de la mañana.

Deberás acudir al centro médico en ayunas, es decir sin haber comido nada desde el momento de levantarnos de la cama, esto es muy importante ya que sino se cumple, los valores que nos dará el informe médico pueden verse alterados.

Generalmente realizamos un análisis de sangre estándar con los parámetros que generalmente son utilizados por la mayoría de los médicos, no obstante podemos realizar análisis clínicos de manera personalizada pidiendo todos aquellos valores que queremos comprobar y analizar para ver si se encuentran en los valores adecuados.

Lo único que debes hacer es indicarnos los aquellos parámetros que terceras partes te han pedido y nosotros desde nuestro centro de análisis clínicos los pedimos analizar al laboratorio.

Sí, en la mayoría de los casos, beber agua antes de un análisis de sangre no afecta los resultados y puede ser beneficioso para facilitar el procedimiento. Mantener una buena hidratación puede ayudar a que las venas estén en mejor estado, lo que facilita la extracción de sangre y puede contribuir a obtener una muestra de mayor calidad.

Esto es especialmente útil cuando la persona tiene venas más difíciles de localizar o cuando la extracción de sangre requiere precisión. Sin embargo, es importante seguir las instrucciones específicas que indique el especialista o el laboratorio, ya que algunos análisis requieren condiciones particulares, como el ayuno.

Por lo general, el agua no altera los parámetros que se miden en los análisis de sangre más comunes, tales como el perfil lipídico o los niveles de glucosa, que suelen requerir no consumir alimentos sólidos, pero no impiden la ingesta de líquidos claros. A pesar de esto, es recomendable verificar las pautas indicadas, ya que algunas pruebas que sí exigen ayuno completo, incluyendo la restricción de líquidos.

En caso de duda o si te preocupa que tomar agua pueda interferir con los resultados del análisis, lo mejor es consultar directamente con tu médico o el personal del laboratorio. Ellos podrán ofrecerte recomendaciones exactas y adaptadas a tu situación específica.

La cantidad de analíticas de sangre que puedes realizarte a lo largo del año depende de tus necesidades de salud, de la recomendación específica de tu médico y de los factores de riesgo que presentes. No existe un límite general sobre cuántas analíticas se deben realizar, ya que este aspecto varía según cada persona.

Algunas personas se someten a análisis de sangre de manera rutinaria una o dos veces al año como parte de sus chequeos médicos preventivos, con el fin de mantener un control general sobre su estado de salud. Sin embargo, aquellas personas que padecen enfermedades crónicas, están bajo tratamientos médicos
específicos o tienen condiciones que requieren seguimiento cercano pueden necesitar análisis clínicos con mayor frecuencia para monitorear la evolución de su salud, ajustar tratamientos o prevenir complicaciones.

En estos casos, el médico es quien determina la periodicidad de las analíticas, basándose en los resultados anteriores y en la evolución del paciente. Las analíticas de sangre periódicas pueden ser muy útiles, ya que permiten detectar posibles problemas de salud antes de que los síntomas se manifiesten, lo que facilita un tratamiento temprano y más efectivo. Sin embargo, realizar pruebas sin un propósito médico claro o sin la supervisión adecuada podría no ser necesario y, en algunos casos, generar ansiedad innecesaria.

La cantidad de sangre que se extrae para un análisis clínico varía dependiendo del tipo de prueba que se vaya a realizar. En la mayoría de los casos, se extraen entre 5 y 10 mililitros (ml.) de sangre para exámenes rutinarios como hemogramas, análisis de colesterol, pruebas de función hepática, entre otros.

Cuando se requieren estudios más complejos, como pruebas hormonales, de coagulación o análisis más específicos, la cantidad de sangre extraída puede ser mayor, ya que estos exámenes suelen requerir más muestras para su procesamiento adecuado. La cantidad exacta de sangre necesaria para cada prueba depende de varios factores, como la cantidad de pruebas solicitadas y el tipo de análisis que el médico considere pertinente. En general, los laboratorios emplean tubos de recolección diseñados para contener la cantidad exacta de sangre que se necesita para realizar las pruebas de manera eficiente.

Estos tubos se llenan solo hasta el nivel necesario, evitando que se extraiga más sangre de la requerida. Es importante destacar que, aunque la cantidad de sangre extraída varía, este procedimiento no es excesivo ni pone en riesgo la salud del paciente. La extracción es un proceso rápido y seguro, y la cantidad de sangre extraída no es un peligro, ya que el cuerpo tiene la capacidad de reponer líquidos de forma natural y sin inconvenientes.

En la mayoría de los casos, se necesita una prescripción médica para realizar un análisis de sangre, ya que el médico determina los parámetros específicos que deben evaluarse según los síntomas, antecedentes de salud o necesidades de seguimiento de cada paciente.

Esta prescripción permite que el análisis se enfoque en los marcadores necesarios para confirmar o descartar un diagnóstico, monitorear una condición en tratamiento o ajustar medicamentos de forma adecuada.

No obstante, existen laboratorios que ofrecen análisis de sangre sin receta para estudios de rutina o perfiles básicos como glucosa, colesterol o hemoglobina, en los cuales el paciente puede solicitarlos sin solicitud médica. Sin embargo, es importante que un profesional de la salud interprete los resultados, ya que los valores considerados normales pueden variar según factores como la edad, el sexo y el contexto clínico de cada persona.

La interpretación médica aporta precisión y ayuda a evitar confusiones, dado que ciertos resultados pueden estar dentro del rango, pero no ser adecuados para un individuo específico. Además, un análisis sin prescripción puede no cubrir todas las pruebas necesarias para una evaluación completa de la salud o de una afección en particular, lo que podría llevar a omitir información relevante para el diagnóstico o tratamiento adecuado.

El ayuno requerido antes de un análisis de sangre generalmente es de entre 8 y 12 horas, dependiendo del tipo de prueba que se vaya a realizar el paciente. Para estudios que miden niveles de glucosa en sangre, colesterol o lípidos, es común que se solicite un ayuno de 8 horas, mientras que para perfiles lipídicos completos o pruebas más detalladas puede requerirse un ayuno de hasta 12 horas.

Durante este tiempo, es importante evitar el consumo de alimentos y bebidas, a excepción de agua, que generalmente está permitida puesto que no afecta los resultados de la mayoría de los análisis.

El ayuno asegura que los niveles de ciertos componentes en la sangre, como el azúcar o los lípidos, reflejen el estado basal del organismo sin la influencia de la ingesta reciente de alimentos, lo cual facilita una interpretación precisa de los resultados. Aunque el agua suele estar permitida, algunas pruebas pueden tener indicaciones específicas, por lo que siempre es recomendable seguir las instrucciones que el especialista o el laboratorio indiquen.

Es importante respetar el tiempo de ayuno establecido, ya que, si no se cumple adecuadamente, los resultados del análisis podrían no ser precisos, lo que en algunos casos obligaría a repetir la prueba para obtener mediciones confiables y útiles en el diagnóstico o seguimiento de tu salud.

En un análisis clínico, participan varios profesionales de la salud para asegurar que el proceso sea seguro y que los resultados obtenidos sean precisos y útiles. Generalmente, el personal de enfermería es el encargado de realizar la extracción de la muestra de sangre o de tomar las muestras biológicas necesarias para el análisis, como orina, heces o saliva, siguiendo estrictas normas de higiene y técnicas específicas para garantizar la calidad de la muestra.

En algunos casos, los técnicos en laboratorio clínico también realizan extracciones de sangre o preparan las muestras para el análisis. Una vez recolectadas, las muestras son procesadas y analizadas en el laboratorio, donde los técnicos de laboratorio clínico aplican procedimientos especializados para examinar diversos parámetros según el tipo de análisis solicitado.

También intervienen bioquímicos y microbiólogos en la realización de pruebas más avanzadas o específicas, donde se requiere una interpretación más compleja de los resultados.

Por último, los resultados son revisados por el médico responsable del laboratorio o un especialista en patología clínica, quien asegura la exactitud del reporte final y lo remite al médico tratante o al paciente. Este equipo multidisciplinario garantiza que cada etapa del análisis clínico sea preciso y que los resultados cumplan con los estándares necesarios.

Algunas personas experimentan mareos al realizarse una extracción de sangre debido a factores fisiológicos y psicológicos. Uno de los motivos principales es la llamada «respuesta vasovagal» una reacción del sistema nervioso que puede desencadenarse ante situaciones de estrés, ansiedad o al ver sangre.

Esta respuesta provoca una disminución temporal de la presión arterial y el ritmo cardíaco, lo que puede generar mareo, náuseas e incluso desmayos. La ansiedad ante la aguja o el procedimiento también influye, ya que puede activar el sistema de alerta del cuerpo y producir sensaciones de vértigo. Otro factor es la disminución temporal en el volumen de sangre, aunque la cantidad extraída es muy pequeña y no afecta significativamente el funcionamiento general del organismo, en personas más sensibles puede causar una leve sensación de debilidad.

La falta de ingesta de alimentos y líquidos, especialmente si se requiere ayuno previo, también puede aumentar la probabilidad de mareos al reducir los niveles de glucosa en sangre y afectar la energía disponible para el organismo y el cerebro. Para prevenir estos efectos, se recomienda permanecer relajado durante el procedimiento, respirar profundamente y mantenerse recostado durante la extracción, beber agua antes del análisis (si está permitido) y comer algo después.

El cuerpo tiene un sistema eficiente para reponer la sangre extraída durante un análisis. La reposición del volumen de plasma, que es la parte líquida de la sangre, se realiza en un periodo de entre 24 y 48 horas, ya que el organismo moviliza rápidamente líquidos hacia el torrente sanguíneo para equilibrar el volumen perdido.

Los glóbulos rojos, responsables de transportar oxígeno a las células, tardan un poco más en recuperarse por completo. Dependiendo de la cantidad extraída, el cuerpo puede tomar unas semanas, aproximadamente de cuatro a seis, para restablecerlos por completo y a sus niveles habituales, ya que estos se regeneran en la médula ósea de manera continua y en función de las necesidades del organismo.

Sin embargo, la cantidad extraída en un análisis de sangre estándar es generalmente pequeña y no afecta la salud ni la función del organismo de forma significativa, dado que el cuerpo compensa rápidamente cualquier pequeña variación en el volumen de sangre. Este proceso es supervisado de manera natural por el sistema circulatorio, que se ajusta y regula para mantener la presión y el flujo sanguíneo en equilibrio tras la extracción.

Aunque esta reposición es automática, una alimentación adecuada, rica en hierro, proteínas y otros nutrientes esenciales, puede ayudar a que el cuerpo recupere sus reservas.

Después de un análisis clínico es importante consumir alimentos que ayuden a recuperar energía y mantener estables los niveles de glucosa, especialmente si la extracción fue en ayunas. Comer una combinación de carbohidratos y proteínas resulta ideal, ya que los carbohidratos proporcionan energía rápida y las proteínas ayudan a mantenerla durante más tiempo.

Un ejemplo de buena opción es un yogur con fruta o un sándwich de pan integral con queso o pavo, ya que aportan nutrientes que ayudan a recuperarse del ayuno y restablecer el equilibrio en el organismo. También es recomendable incluir frutas como manzanas, plátanos o naranjas, ricas en vitaminas y minerales, que ayudan a hidratar y reponer nutrientes. Si prefieres algo más ligero, una pieza de fruta o una barrita de cereales pueden ser útiles para elevar rápidamente la glucosa sin ser pesados para el estómago.

Además, beber agua es esencial para ayudar al cuerpo a mantener una buena circulación y reponer los líquidos que pudieron perderse durante la extracción. Evitar alimentos con un alto contenido de grasas o azúcares procesados puede ser beneficioso, ya que no aportan nutrientes esenciales y podrían dificultar la digestión. Una merienda ayuda a estabilizar el organismo después de la analítica, permitiendo que te sientas bien el resto del día.

Para la extracción de sangre, en la mayoría de los casos, se pincha en la parte interior del codo, específicamente en la zona conocida como fosa antecubital. Esta área es la más utilizada debido a que en ella se encuentran las venas más accesibles y de mayor  amaño, lo que facilita considerablemente la toma de muestra. Las venas que se suelen utilizar son la cubital o la basílica, ya que son las más superficiales y fáciles de localizar en esa zona.

Esta ubicación resulta muy práctica, no solo porque las venas son fáciles de identificar, sino también porque permite al profesional de la salud realizar la extracción de manera más eficiente y cómoda para el paciente. En algunos casos, cuando las venas del brazo no son tan visibles o accesibles, el profesional puede optar por otras áreas, como el dorso de la mano o, en situaciones más complejas, la parte superior del brazo. No obstante, la fosa antecubital sigue siendo la primera opción, ya que proporciona una mayor facilidad para realizar el
procedimiento de manera rápida y eficaz.

El proceso de extracción de sangre en esta área es generalmente rápido y no suele generar molestias significativas, aunque es común que se sienta una pequeña sensación de pinchazo al momento de insertar la aguja. Esta sensación es temporal y desaparece casi inmediatamente después de retirar la aguja.

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